viernes, marzo 20, 2009

Took your rocks off

¿Cómo, si el rock es algo tan americano, es que muchos de los principales exponentes son británicos? Bueno, ocurrió que muchos rockeros eran negros y no los publicaban en USA. En Inglaterra no hubo tal limitación, por eso muchos americanos grabaron allá y durante los 1960s se convirtió prácticamente en la capital del rock. Irónico, pero cierto.

jueves, marzo 19, 2009

Infinite monkeys!

El teorema de los changos infinitos estipula:

Si un chango en una máquina de escribir teclea aleatoriamente, es probable que escriba Hamlet, o que escriba letras sin sentido. Luego, si se tiene una cantidad infinita de changos, es seguro que al menos uno de ellos tecleará Hamlet a la primera.

Si bien es probable que esto suceda, si llenáramos el espacio observable con changos todavía las probabilidades serían inferiores a 1 en 10183,946: es decir, es posible, pero no probable.

La próxima vez que hables de si algo es posible o probable, recuerda los changos infinitos. Pero no los recuerdes de a uno por uno.

Estrictamente hablando, sólo necesitaríamos un chango inmortal.

—Jorge Luis Borges

Elektronika

¡Argh! Hay cosas que uno detesta en este mundo. Yo pertenezco al club de “odio la música electrónica”. En sí no es que odie la música producida por medios electrónicos, sino que odio el concepto que actualmente existe.

La música electrónica es aquella música generada directamente por señales electromagnéticas; a diferencia, por ejemplo, de la música creada por medios acústicos. Existen instrumentos completamente electrónicos como el piano Hammond, el ondés Martinot y el theremin, y todos son tan electrónicos que requieren corriente y una bocina para funcionar.

Pero el concepto que se maneja actualmente de música electrónica es música generada por computadora. Esto también está bien, no tengo problemas con ello. Ya sea que se trate de algún modelo matemático o incluso un sampler, está bien y tiene su mérito.

El factor #1 que me enferma es el hecho de que las composiciones sean estúpidamente infantiles. Hay una escena de música electrónica con base principalmente en Europa donde las composiciones son sencillas, claro, porque están limitadas a la generación de música con el famoso chip SID de la Commodore C64. Y son inevitablemente sencillas, pero tienen mérito porque son tan complicadas como pueden ser. En cambio estos beats puériles de los que hablo ocupan herramientas de capacidad casi infinita... y terminan haciendo melodías que se sonrojarían ante cualquier música de Atari 2600.

Otro factor enfermizo es que la gente que hace esto se atreva a presentarse “en vivo”, ¡pfffft! Dado que la ejecución de la pieza no requiere de ninguna habilidad de parte del “ejecutante”, la presentación se convierte en algo tan relevante como ver al Banda poner videos en YouTube, o a tu papá cambiándole a la tele.

La única manera de que me convencieran es si de verdad requirieran alguna habilidad. No digo que sea fácil, ni tampoco digo que cualquiera puede hacerlo. Pero finalmente pagar por ver a cuatro monos poner una animación en flash y esperar a que termine es tan relevante como pagar por verme programar o por verme fumar un cigarro. Es más, probablemente sea más divertido pagar por verme jugar nintendo, pues por lo menos digo un chingo de jaladas y juego con una mano mientras me rasco la cabeza o cosas así. Esto realmente reduce a los “músicos” electrónicos al mismo estatus de fraude que un circo de pulgas sin maestro de ceremonias que te explique qué sucede.

Así que anuncio mi retirada del club de odiadores de la música electrónica. Después de todo, los que hacen esto que dije no son músicos en absoluto (quizás lo sean fuera del escenario), y lo que he descrito difícilmente puede llamarse... música.

jueves, marzo 12, 2009

Splash and dash

¡Agh! Ayer subí a la azotea por los platos para alimentar a los gatos y por algún bizarro motivo traía mi celular (Pingu — un K790) en la mano. Me lo eché a la bolsa de la camisa para poder agarrar los platos y me dispuse a descender. Se me atravesó el gato y lo brinqué.

Pero a Pingu se le ocurrió que le gustó la caída libre y escapó de la camisa, y bajó las escaleras rebotando (no galopando), cada bote acompañado de un ¡ugh! de mi parte.

Por fortuna decidió dejar de rebotar en la escalera.

Por desgracia cuando abandonó el camino perfecto de la escalera, cayó en el lavadero, que estaba lleno de agua. ¡Splash!

Corrí a auxiliarlo, aunque confieso que con poca esperanza. Ni siquiera le podía sacar la batería, así que lo desbloqueé y lo apagué.

Pero gracias a varios factores, incluyendo el hecho de que se zambulló “de panza” y no de lado, no le entró mucha agua. Sigue vivo el buen Pingu :)

Y eso, señoras y señores, es un gran alivio porque mi siguiente celular será el Palm Pré, que no saldrá hasta Junio, y eso sólo en Sprint; no espero verlo en México antes de Junio del 2010.

domingo, marzo 08, 2009

Thermal cutoff

La traición está donde esté la mentira.

A veces es difícil entender nuestras habilidades. Pero sin duda es más difícil enfrentar el hecho de que no buscamos el mismo camino. Hay veces que no necesitas ser particularmente genial en lo que haces, es cierto. Pero para que de verdad sea efectivo tienes que estar plenamente convencido del rumbo en el que te mueves.

Sin esa convicción la tenacidad se convierte rápidamente en mediocridad.

Yo no soy un Eric Johnson o un Jaco Pastorius, pero la decisión de hacer lo que hago —música— es la que me permite dar un espectáculo más o menos convincente. Y eso no me justifica de no seguir ensayando para incrementar mis habilidades cada día.

Pero hay gente que cree que con el hecho de “hacer el esfuerzo” de levantar el instrumento un par de horas a la semana basta y sobra. 

sábado, marzo 07, 2009

For what it's worth

Creo que una de mis actividades favoritas es tocar la guitarra. Me gusta más que programar por varios motivos...

  • Cualquiera aprecia una buena canción. Casi nadie aprecia un buen programa.
  • Cualquiera se da cuenta que tocas bonito. Casi nadie se da cuenta que programas bonito.
  • Programar es como pasar todo el tráfico y llegar a casa a relajarte. Tocar la guitarra es como un fin de semana en la playa.
  • Un buen programa funciona para todos. Una buena canción funciona para ti.
  • Si hablas de tocar la guitarra eres cool. Si hablas de programación eres un nerd, a menos que hables en términos que ni los nerds puedan entender.
  • En cualquier momento puedes mostrar tus habilidades en la guitarra. En ningún momento puedes mostrar tus habilidades en la programada.

Dicho esto, trabajar de programador es lo más cercano en equivalencia a tocar con público. Me pagan por hacer lo que me gusta, lo disfrutan, les sirve, les agrada y hasta me piden otra.

miércoles, marzo 04, 2009

Under pressure

¿Les gusta trabajar bajo presión?

Yo he determinado que a mí me da lo mismo si es para ahorita o para la próxima semana. Con la diferencia de que diversos factores ajenos a lo que estoy haciendo me permiten enfocarme en la tarea en cuestión.

Esto lo digo porque ahora entiendo que realmente las situaciones que otras personas considerarían presión a mí me valen madre. Muchas veces salí avante de esas situaciones, claro. Pero muchas otras me pude relajar y ver el mundo caer a pedazos sin inmutarme.

Disfruto el reto de la marcha forzada, el crunch time y el contrarreloj. Pero definitivamente la única presión que siento en esas situaciones es la atmosférica. Hay situaciones que sí me presionan... mas ninguna viene del trabajo o de la escuela. El pánico escénico nunca lo he sentido tocando la guitarra — y he estado sólo con guitarra y micrófono en un escenario (pequeño) ante una audiencia (igual de pequeña) sin tener ni puta idea de qué voy a tocar. Ni siquiera la presión social me afecta tanto, considerando que toda mi adolescencia consideré a los demás idiotas hasta que demuestren lo contrario, y que actualmente los considero potenciales esclavos inconscientes de sus deseos subliminados hasta que demuestren lo contrario.