lunes, mayo 14, 2012

Work for fun

Hay mucha gente que vive a disgusto con su carrera o con su trabajo. Y me imagino que ha de ser una hueva inconmensurable tener que levantarse todos los días para ir a un trabajo que detestamos. Digo que me lo imagino porque yo disfruto mi trabajo — no porque sea uno de esos ñoñetes que encuentran gusto auténtico en cualquier pendejada, sino porque he convencido a gente para que me pague por hacer una de mis actividades favoritas. Y además soy muy bueno en ello, literalmente soy un pro.

No me puedo jactar de que todo haya sido mi mérito, simplemente fue mi destino, verán...

Desde que tenía unos 3 años me gustan los videojuegos, jugaba al buen Atari 2600. No era tanto lo divertido como la fascinación que me causaba su funcionamiento. Antes de los 7 años sucedieron dos eventos notables en mi vida: vi un cassette de Atari desarmado y vi la película de Tron. Ambas experiencias están tan desprendidas de la lógica abstracta del software que me dejaron muchísimas más preguntas que respuestas.

El siguiente hit fue a finales de 1993, cuando intercambié mi Super NES por una Atari XL y un libro de Basic. Fue ahí cuando entendí los verdaderos ladrillos detrás de los videojuegos. Y fue ahí también cuando supe que a la gente le pagaban por ello, y supe que no quería ser bombero ni policía (ni político ni narcomenudista), sino programador de computadoras.

Y quizás nunca habría pasado de un sueño guajiro si no hubiera tomado un año sabático al terminar la secundaria, o si no hubiera tenido acceso a internet ese mismo año. Aprendí tanto en ese año como aprenden los recién salidos de ISC en sus primeros cuatro años como programadores de verdad.

No pretendo exagerar ni ser jactancioso pero a los 16 años ya estaba versado en temas tan densos como DirectX, Unicode, comunicación entre procesos, entre lenguajes, TCP/IP y ensamblador.

Para cuando llegué a Escom estaba aprendiendo a programar drivers para el núcleo de FreeBSD, y en la escuela tenía que pelearme con los profesores y sus erróneas comprensiones del teorema de DeMorgan, encontrar demostraciones en ensamblador para demostrar que x86 realmente ocupa complemento a 2 para números negativos (lo dudaban), o tener que explicar en un examen cómo mi código IEEE754 era correcto y el de ellos no.

Cuando conseguí mi primer trabajo de programador me di cuenta (con gran pena) que Escom es la mejor escuela para estudiar ISC. Pero que ni Escom le llega a los talones a agarrar tu compu y programar usando internet como guía.

Y entonces la actividad que tanto me apasiona y a la que he dedicado miles de horas de mi vida es ahora el medio por el cual me gano la vida. En la segunda actividad en la que soy bueno es para tocar la guitarra, y es un segundo lugar tan distante que creo que mi destino será siempre ser un programador.

Ahora sólo espero que el apocalipsis zombi inminente no implique la destrucción de todas las computadoras del mundo... eso me jodería bastante...

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