viernes, enero 25, 2008

Heaven sent?

Todos somos, dentro de nuestra pequeña nuez que llevamos por cerebro, un universo entero. Mi big-bang y mis galaxias inconclusas, mis supernovas exudan monumentos de tiempos pasados —o futuros, es difícil saberlo desde aquí—, en los que soy el verdugo y la víctima de una (in)civilización que al mismo tiempo me ha convertido en su libertador y en su dictador. Soy George Washington y Mao Tse-tung. Y marx más.

He recibido todo tipo de elogios: maestro, se la rifa, ¿eh?, el más inteligente, el más chingón, bien cabrón... Y no, no es por humildad que no me lo crea; es porque, hasta hoy, a ustedes —ustedes saben quienes son— solo los miro a los ojos cuando me llevan en sus hombros.

Hay cosas que terminan, hay cosas que empiezan, y hay cosas que siempre han sido. ¿Será verdad que la amistad es para siempre? A mí nunca me cupo la menor duda.

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