jueves, agosto 02, 2012

Stand by me

Bond in a way only we can relate
The same spark in our eyes, the same smile
I know what it is you make me complete
I can't fail with you by my side.

The road has been long, and man am I tired
Every hour I'm awake feels like days
But you make me strong, I feel all refreshed
Whenever I'm back by your side
By your side

Stand by me
I don't know where I would be
There's nothing left for me here
If you're gone I'd get lost
So I beg you to
Stand by me

New band

Cada cierto tiempo me regresa la nostalgia por los 96 grados. Pasé 4 años de mi vida ahí — el 20% en ese tiempo. Perdí muchas fotos y grabaciones en el 2003, cosas que aún extraño.

Pero bueh, supongo que no es tan grave.

Hoy quiero iniciar una banda nueva. El primer problema es el tiempo: tengo disponible para ello de las 0:00 a la 1:00 hrs. Voy a cantar y tocar la guitarra, Bu va a tocar el bajo... y nos va a faltar bataco.

Cuando estaba en los 96 grados me lamentaba por tener tanto tiempo y tan poco dinero. Mi ingenio era más poderoso: usábamos minicomponentes viejos como amplis para guitarras que yo con mis propias manos convertí en electroacústicas. Un día conseguimos un cable de 10 metros con un falso y decidí apostar cortándolo en proporción 2:1, y acerté, entonces tuvimos un cable de casi 7 metros y uno de 1.5. También construí tres mezcladoras y un pedal de distor. Sobra decir que rara vez estrenábamos sets completos de cuerdas, o que todas nuestras plumillas eran tazos o tarjetas de teléfono cortadas a mano. Para comprar mi primer ampli me pasé cuatro semanas comiendo nada más que sopas Maruchan.

Pero sabía que estaba del lado dulce de la ecuación: ahora tengo un Marshall de 100W, una pedalera Boss GT-10 y una guitarra Ibanez bien pro... y les meto menos horas en un año que las que le ponía a Sparky en tres días.

Pero bueno, el panorama empieza a pintar mejor, y ya casi llega la hora de volver a rifar.

El otro problema es el nombre de la banda. Pensé en Redshift, Red Zero, Deimos, Aion... todos ya están ocupados. Y no les voy a decir los nombres que he pensado y no.están ocupados porque capaz que me los ganan.

¿Y qué vamos a tocar? Originales, quiero estar justo donde suene casi como rock, suficientemente lejos de la definición pero sin pasar a la categoría de world music. Un poco de math rock, de folk y de punk.

Los mantendré al tanto...

lunes, mayo 14, 2012

Work for fun

Hay mucha gente que vive a disgusto con su carrera o con su trabajo. Y me imagino que ha de ser una hueva inconmensurable tener que levantarse todos los días para ir a un trabajo que detestamos. Digo que me lo imagino porque yo disfruto mi trabajo — no porque sea uno de esos ñoñetes que encuentran gusto auténtico en cualquier pendejada, sino porque he convencido a gente para que me pague por hacer una de mis actividades favoritas. Y además soy muy bueno en ello, literalmente soy un pro.

No me puedo jactar de que todo haya sido mi mérito, simplemente fue mi destino, verán...

Desde que tenía unos 3 años me gustan los videojuegos, jugaba al buen Atari 2600. No era tanto lo divertido como la fascinación que me causaba su funcionamiento. Antes de los 7 años sucedieron dos eventos notables en mi vida: vi un cassette de Atari desarmado y vi la película de Tron. Ambas experiencias están tan desprendidas de la lógica abstracta del software que me dejaron muchísimas más preguntas que respuestas.

El siguiente hit fue a finales de 1993, cuando intercambié mi Super NES por una Atari XL y un libro de Basic. Fue ahí cuando entendí los verdaderos ladrillos detrás de los videojuegos. Y fue ahí también cuando supe que a la gente le pagaban por ello, y supe que no quería ser bombero ni policía (ni político ni narcomenudista), sino programador de computadoras.

Y quizás nunca habría pasado de un sueño guajiro si no hubiera tomado un año sabático al terminar la secundaria, o si no hubiera tenido acceso a internet ese mismo año. Aprendí tanto en ese año como aprenden los recién salidos de ISC en sus primeros cuatro años como programadores de verdad.

No pretendo exagerar ni ser jactancioso pero a los 16 años ya estaba versado en temas tan densos como DirectX, Unicode, comunicación entre procesos, entre lenguajes, TCP/IP y ensamblador.

Para cuando llegué a Escom estaba aprendiendo a programar drivers para el núcleo de FreeBSD, y en la escuela tenía que pelearme con los profesores y sus erróneas comprensiones del teorema de DeMorgan, encontrar demostraciones en ensamblador para demostrar que x86 realmente ocupa complemento a 2 para números negativos (lo dudaban), o tener que explicar en un examen cómo mi código IEEE754 era correcto y el de ellos no.

Cuando conseguí mi primer trabajo de programador me di cuenta (con gran pena) que Escom es la mejor escuela para estudiar ISC. Pero que ni Escom le llega a los talones a agarrar tu compu y programar usando internet como guía.

Y entonces la actividad que tanto me apasiona y a la que he dedicado miles de horas de mi vida es ahora el medio por el cual me gano la vida. En la segunda actividad en la que soy bueno es para tocar la guitarra, y es un segundo lugar tan distante que creo que mi destino será siempre ser un programador.

Ahora sólo espero que el apocalipsis zombi inminente no implique la destrucción de todas las computadoras del mundo... eso me jodería bastante...

martes, febrero 21, 2012

Time lapse

Ha pasado un rato, ¿eh?
Han sido varios años desde que comencé con este blog, nunca lo actualicé con frecuencia (ni planeo hacerlo) y no todo lo escrito aquí vale la pena leerlo. La mitad de los posts son tan crípticos que luego ni yo me acuerdo qué quise decir.
Nah, miento: siempre recuerdo todo lo que sentía al escribir. Es una muleta de mi memoria. Un bastón para mi corazón.
Si a nadie le parece relevante este blog, supongo que no importa.
He just wrote it like that.

jueves, junio 09, 2011

All the colors in the rainbow

Estaba en la vocacional, sexto semestre, primer parcial. La clase creo que se llamaba Aplicaciones de software, y la impartía el prof. Ceciliano. Era programación en Borland Turbo C++, con la cualidad de que algo leyó y en lugar de hacer los ejemplos del Turbo C++, estuvimos todo el semestre haciendo llamadas directas al sistema. Bastante más divertido en mi opinión.

Para el examen práctico teníamos que graficar la función seno o coseno en pantalla, usando una mini librería gráfica que hicimos en el parcial (básicamente una función put_pixel(x,y)). Estaba el prof. Wilberto cuidando el examen que a mí me tocó, y también fue Ceciliano, pues ya sabían que yo rifaba.

Así que me apliqué y, en tres minutos ¡bam!, dos ciclos y medio de sinusoidal en pantalla.

—A ver, que llene toda la pantalla a lo alto—dijo Wilberto.

—Ok—, y en un par de teclazos ya lo teníamos así.

—Y que sólo sea un ciclo a lo ancho

—Ok—, y en unas cuantas teclas más lo vimos.

—A ver... que muestre todos los colores del arco-iris.

—Ok—, y recordando que la paleta del modo de 256 colores trae por default varios gradientes de colores, sólo tuve que poner un contador para que la curva graficada en pantalla se viera multicolorida.

—¡No, si tú sí estás cabrón!

Como me late apantallar. Lástima que sólo para las máquinas soy bueno.

domingo, marzo 27, 2011

Pegasus, I choose you

En sexto de primaria Luis Humberto y su hermano Miguel me invitaron a participar en un juego que tenían que consistía en masacrar a sus alter-egos de monito de palitos. Para esto se dibujaba al monito en la silla eléctrica, siendo atacado por motosierras o cualquier otra muestra de ultraviolencia.

Pero fue con otro compañero, José Becerril, con quien comenzamos una idea más ambiciosa al abandonar los dibujos de palitos y adoptar personajes, principalmente de Saint Seiya — los meros meros Caballeros del Zodiaco. Esto fue porque me vio haciendo un 'estudio' del daño de la armadura sobre mis intentos de dibujar a Saga de Gemini.

Hicimos algunos ensayos de combate sobre una regla sencilla: en una cantidad limitada de cuadros había que dañar al personaje del oponente. El resultado era hilarante.

Entonces Oscar nos propuso hacer un cuaderno completo y vendérselo por 20 pesos. Para asegurarnos de tener contenido cada quién eligió tres personajes y algunas reglas que impedían matar personajes o resucitarlos con extrema frecuencia. Al final dejaban de combatir para unirse en contra de un enemigo común pero no recuerdo si dibujamos o no esa batalla. El caso es que fue un éxito.

En la secundaria le presenté esa tradición milenaria a Christian y a Picaso. No usábamos un cuaderno, sólo nos pasábamos una hoja, y teníamos que declarar una cantidad limitada de personajes desde el principio. Yo recuerdo haber participado en no menos de 40 de estas que llamamos Guerras de Historietas. Después César se unió.

Cuando pasamos a segundo grado estuvimos en grupos separados, pero eso no era impedimento: nos pasábamos las hojas entre clases.

Un día estuvimos César, Picaso y yo juntos en una hora sin maestro, y les conté de la hazaña de sexto de primaria. Así que tomamos un cuaderno en blanco y decidimos usarlo para una guerra súpermasiva. Como necesitaríamos muchos personajes decidimos hacer una lista maestra. Empezamos con los clásicos caballeros del zodiaco y superhéroes de moda, pero Picaso fue de la idea de usar al maestro Sapo (peor conocido como Virgilio), y de ahí fue un debraye que nos provocó muchas carcajadas.

Les dije que no era buena idea usar a esos personajes y los convencí de sólo tomar a 10. Aún creo que agarramos maestros y prefectos, pero la historieta empezó sin broncas. Cada quién tenía derecho a usar 5 cuadros, o en algunos casos podría usar menos para luego gastarlos. Los personajes no debían ser exterminados sin oportunidad de sobrevivir una página y no podía usarse la misma justificación de resurrección más de una vez.

Todo comenzó más o menos bien hasta que le decomisaron el cuaderno a César. En la página de atrás estaban nuestros nombres y nuestra lista de personajes (más de 40 incluyendo profesores), todos con apodo y algunos hasta con ilustración. Yo no vi cuando lo decomisaron, y cuando me llamaron a comparecer a orientación ya estaban ahí César y Picaso.

La verdad no recuerdo que haya sido muy extremo el regaño. De hecho lo más difícil fue confesar qué maestros correspondían a los apodos. Y también explicar un golpe que Hyoga le aplicó a Seiya en los gumaros y del cual supuestamente se salvó porque traía el suspensorio de bronce — que se sacó para mostrarlo y recibió una segunda dósis de la cual ya no se salvó.

Amenazados de expulsión (porque, finalmente, la hoja final hablaba de 'matar' a los 'maestros', duh) y bajo promesa de no reincidir, fundamos otro cuaderno. Este tenía la cualidad de que sólo nos lo llevábamos el fin de semana para reducir nuestra exposición a más problemas. A diferencia de todos los otros dibujos, ese cuaderno aún lo tengo en mi poder.

Ya no pude convencer ni a César ni a Picaso, pero sí a Carlos, un amigo con el que jugábamos Pro-Action Football. Hicimos nuestra propia guerra de historietas basada en fútbol extremo entre el Cruz Azul y el Guadalajara. Era como una fusión de Supercampeones y Mortal Kombat.

Y ahí fueron las últimas guerras de historietas.

miércoles, marzo 16, 2011

Sold-out

En tercero de primaria sucedió que hice un dibujo de una figura del pato Plucky. Y sucedió que un compañero, creo que fue Chiquito, me ofreció 500 pesos por él.

Vendí dos o tres copias antes de que me propusieran hacer dibujos en grande de los entonces populares Tazos. Al ver mis capacidades el negocio simplemente floreció.

Después me pedían diferentes escenas con diferentes personajes, dibujaba copias de posters de la Club Nintendo, dibujaba cualquier cosa que podía imaginar y que podía interesarle a un niño de primaria. Todo lo vendía, desde luego. Tenía mi carpeta y ahí guardaba mis creaciones.

No siempre fue fácil, a veces hubo competencia.

Tuve que enfrentar a la "Fábrica de Dibujos La KenyRyu", entre otros, que copiaban con papel carbón mis diseños originales. Y otros que de plano vendían copias fotostáticas.

También había problemas con el cobro de los dibujos. Yo mismo tuve que aplicar el largo brazo de mi ley para evitar la morosidad, recurriendo a embargos y cosas similares.

Un buen día me enfermé y falté a la escuela. Y me salvé de una "redada" que hubo ese día, donde decomisaron el stock de todos mis competidores. Fui llamado a comparecer ante la justicia en la oficina de la direc pero como yo no guardaba ningún stock (dibujaba on demand), no se me pudo levantar ningún cargo.

En quinto grado se terminó el negocio. Es más fácil quitarle el dinero del lunch a un niño de 8 años que a un niño de 10 vendiendo dibujos mal hechos y sin color.